La improvisación es uno de los pilares fundamentales en la formación de cualquier actor o actriz. Más allá del texto memorizado, la improvisación te entrena para reaccionar, escuchar, fluir y adaptarte a lo inesperado. Te ayuda a salir de la cabeza y entrar en el cuerpo, en la acción, en el momento presente.

Además, es divertida, liberadora y extremadamente útil tanto en escena como en la vida real.

¿Quieres trabajar tu espontaneidad, tu expresión y tu presencia escénica? Escena Globo te trae 6 ejercicios de improvisación actorales diferentes, dinámicos y fáciles de poner en práctica. Ya sea que estés en nuestra academia de teatro o ensayando con amigos, estos juegos te harán crecer como intérprete y disfrutar cada momento.

  1. “El objeto que no es lo que parece”

Objetivo: potenciar la creatividad, romper bloqueos mentales y fomentar el juego simbólico.

Cómo se juega:
Coloca en el centro del grupo un objeto común (una silla, una bufanda, una botella…). El primer participante lo recoge, lo observa, y debe convertirlo en otra cosa completamente distinta mediante la acción.

Por ejemplo, una silla puede convertirse en una cámara fotográfica, una guitarra, un volante de coche o una lavadora.

El resto debe aceptar esa nueva realidad e interactuar con ella como si fuera “real”. Cuando termina, le pasa el objeto a otro compañero para que lo transforme en otra cosa.

Beneficio actoral: este ejercicio estimula la imaginación y la capacidad de dotar de significado a lo simbólico, una habilidad clave en la construcción de escenas y personajes.

  1. “Interrupciones inesperadas”

Objetivo: entrenar la escucha activa, la adaptación y la improvisación ante imprevistos.

Cómo se juega:
Dos personas improvisan una escena sencilla (por ejemplo, dos compañeros de piso discuten por la comida del frigorífico). Mientras actúan, un moderador puede interrumpir en cualquier momento gritando una palabra completamente ajena a la escena, como “circo”, “tormenta” o “dentista”.

Los actores deben integrar inmediatamente esa palabra en la escena y justificarla dentro del contexto.

Ejemplo: si están discutiendo por la comida y oyen “tormenta”, uno puede decir:
—¡Encima que me como tu comida, me estás gritando como si fuera una tormenta tropical!

Beneficio actoral: esta dinámica desarrolla reflejos escénicos y obliga a estar en plena conexión con lo que ocurre, aceptando lo inesperado sin perder coherencia en la escena.

  1. “Escena en cámara lenta”

Objetivo: tomar conciencia del cuerpo, del ritmo y del tiempo en escena.

Cómo se juega:
Dos o más actores improvisan una escena sencilla, pero deberán interpretarla a cámara lenta. No solo deben moverse lentamente, sino también hablar en ese mismo tempo (alargando sílabas, pausando frases, ralentizando gestos…).

Esto permite explorar el detalle de cada acción, intensificar emociones y aumentar la presencia escénica.

Variante: repetir la escena a velocidad normal tras hacerla en cámara lenta. Verás cómo gana en matices y precisión.

Beneficio actoral: ayuda a tomar conciencia del cuerpo en el espacio, a controlar impulsos y a descubrir nuevas formas de expresión más sutiles o intencionadas.

  1. “Cambio de personaje en movimiento”

Objetivo: flexibilidad actoral, creación de personajes, manejo del cuerpo y la voz.

Cómo se juega:
Un actor o actriz camina libremente por el espacio. Cada vez que el moderador dice una palabra como “cambio” o “¡nuevo personaje!”, debe transformarse inmediatamente en otro personaje, completamente distinto, tanto física como vocalmente.

Por ejemplo:

  • Una abuela encorvada y gruñona.
  • Un niño hiperactivo.
  • Un oficinista estresado.
  • Un presentador de televisión.

Se trabaja el cuerpo, la voz, la actitud y el ritmo de cada personaje. Lo ideal es que los cambios sean rápidos y contrastados.

Beneficio actoral: este ejercicio entrena la versatilidad interpretativa, el manejo de estereotipos y la construcción rápida de identidades escénicas.

  1. “La escena muda”

Objetivo: fortalecer la comunicación no verbal y la claridad expresiva sin apoyarse en el texto.

Cómo se juega:
Dos actores deben improvisar una escena, pero no pueden decir una sola palabra. Todo debe expresarse mediante miradas, gestos, posturas, desplazamientos o sonidos no verbales (suspiros, risas, gruñidos, etc.).

El público debe ser capaz de entender la situación, la relación entre los personajes y su estado emocional sin necesidad de diálogos.

Ejemplo de escena: dos personas se reencuentran tras años sin verse en una estación de tren. Uno está emocionado, el otro está tenso. Todo debe interpretarse desde el cuerpo y la mirada.

Beneficio actoral: desarrolla la expresividad corporal, la lectura del lenguaje no verbal y la capacidad de contar historias más allá del texto. Ideal para desbloquear a quienes tienden a “actuar solo con la voz”.

  1. “Emoción oculta, intención real”

Objetivo: trabajar subtexto, contradicciones internas y profundidad emocional.

Cómo se juega:
Dos actores improvisan una escena cotidiana, como una entrevista de trabajo, una cena familiar o una cita romántica. Sin embargo, cada uno lleva una emoción interna oculta que no puede decir en voz alta, pero que debe transmitir de forma sutil.

Por ejemplo:

  • Un personaje quiere parecer relajado, pero internamente está nervioso.
  • Otro intenta parecer simpático, pero por dentro está molesto.

El reto es interpretar el texto con una intención que contradice la emoción interna. El público debe intuir lo que realmente siente cada personaje más allá de lo que dice.

Beneficio actoral: este ejercicio profundiza en la complejidad de los personajes y entrena el manejo del subtexto, una herramienta clave para interpretar de forma realista y rica en matices.

Conclusión: Improvisar es vivir en escena

La improvisación no es solo un recurso divertido, es un entrenamiento esencial para cualquier actor o actriz que quiera mejorar su presencia, su escucha y su capacidad de adaptación. Cuanto más practiques, más ágil, flexible y auténtico serás sobre las tablas.

Incorpora estos ejercicios a tus ensayos, a tus clases o a tus ratos libres. No importa si eres principiante o tienes experiencia: improvisar te mantiene despierto, creativo y conectado contigo y con los demás. Si quieres poner en práctica estos ejercicios y otros apúntate a nuestras clases de teatro en Madrid.

Y recuerda: no hay errores en la improvisación, solo nuevas oportunidades para crear.